En todo el mundo, el término superfrutas surgió a partir de investigaciones científicas y tendencias de mercado que destacan frutas con altísima densidad nutricional y funcionalidad biológica — es decir, frutas con concentraciones elevadas de antioxidantes, vitaminas, minerales y compuestos bioactivos con beneficios comprobados para la salud.
El concepto se consolidó en la industria alimentaria y en la nutrición funcional, especialmente a partir de los años 2000, cuando los estudios comenzaron a asociar el consumo de estas frutas con la prevención de enfermedades crónicas, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la desaceleración del envejecimiento celular.